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Ventilación mecánica

Ventilación mecánica

La ventilación mecánica o ventilación de presión positiva es un procedimiento que suple la función respiratoria del paciente o le asiste para que pueda llevarla a cabo.

¿En qué consiste la ventilación mecánica?

La ventilación mecánica (VM) se conoce como todo procedimiento de respiración artificial que emplea un aparato para suplir o colaborar con la función respiratoria de una persona, que no puede o no se desea que lo haga por sí misma, de forma que mejore la oxigenación e influya así mismo en la mecánica pulmonar. El ventilador es un generador de presión positiva en la vía aérea que suple la fase activa del ciclo respiratorio (se fuerza la entrada de aire en la vía aérea central y en los alvéolos).

El principal beneficio consiste en el intercambio gaseoso y la disminución del trabajo respiratorio.

Tipos de ventilación

Ventilación mecánica invasiva

También conocida como ventilación mecánica tradicional, se realiza a través de un tubo endotraqueal o un tubo de traqueostomía (procedimiento médico en el cual se coloca una cánula o sonda en la tráquea para abrir la vía respiratoria con el fin de suministrarle oxígeno a la persona). Es el tratamiento habitual de la insuficiencia respiratoria.

Ventilación mecánica no invasiva

Es la que se realiza por medios artificiales (máscara facial), pero sin intubación endotraqueal. Ha demostrado ser una alternativa eficaz a la invasiva, ya que disminuye la incidencia de complicaciones y reduce costes. Actualmente, se indica en pacientes con edema agudo de pulmón cardiogénico e insuficiencia respiratoria hipercapnica secundaria a enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y en inmunocomprometidos que no requieran una intubación de urgencia y no tengan contraindicaciones para la VMNI (alteración nivel de conciencia, secreciones abundantes, vómitos).

Riesgos del tratamiento

La ventilación mecánica (VM) invasiva puede producir efectos secundarios importantes, fundamentalmente de tipo infeccioso y por barotrauma (lesión por aumento de presión).

Fuente: Fundación Española del Corazón

Ablación por radiofrecuencia

Ablación por radiofrecuencia

Es un procedimiento sencillo y seguro (con baja incidencia de complicaciones mayores), que se realiza para corregir una alteración en el ritmo cardíaco.

¿En qué consiste la ablación por radiofrecuencia?

Usualmente el procedimiento se realiza bajo sedación consciente (con el fin de disminuir la ansiedad), monitorizándose las constantes vitales durante el mismo (frecuencia cardíaca, presión arterial). Se realiza una punción sobre la vena femoral (ingle), para la introducción de los catéteres en las cavidades cardíacas.

El procedimiento dura varias horas. La primera parte consiste en realizar un estudio electrofisiológico (estudio de la arritmia), realizándose una estimulación eléctrica programada de la aurícula y el ventrículo que induce la arritmia (se establece el mecanismo que la produce). Inmediatamente después se realiza la ablación utilizando técnicas de mapeo (detección) del lugar óptimo para realizarla.

Una vez finalizada la ablación se comprueba la no inducibilidad (producción) de la arritmia y termina el procedimiento.

El paciente debe permanecer en reposo en cama durante mínimo 4 horas, tras lo cual, en ausencia de complicaciones, se procede al alta hospitalaria.

¿En qué casos está indicada?

La ablación por catéter ha revolucionado el manejo de los pacientes con taquiarritmias, habiendo evolucionado desde la cirugía de arritmias. Inicialmente se realizaba utilizando una corriente continua de alto voltaje (CC); sin embargo, sobre la década de los ochenta, la radiofrecuencia sustituyó la CC (debido a la alta incidencia de complicaciones) como la fuente de energía de elección e hizo de la ablación por catéter el método de tratamiento de elección para el manejo de muchas taquicardias.

Se considera como terapia de primera línea para algunas arritmias (síndrome de Wolf-Parkinson-White) y como una técnica importante para el manejo de otras arritmias refractarias al tratamiento médico o que el mismo se encuentre contraindicado (taquicardia auricular, fibrilación o flutter auricular, taquicardia supraventricular por reentrada nodal, taquicardia ventricular idiopática).

Investigación genética

Investigación genética

Su finalidad es localizar los genes causantes de enfermedades hereditarias e identificar los defectos genéticos responsables de dichas dolencias.

Toda la información genética del ser humano está contenida en la molécula de ADN, en la que están presentes las unidades de la herencia denominadas genes. Los genes determinan la síntesis de proteínas, las cuales constituyen las unidades funcionales del organismo y son responsables de los caracteres humanos. Una alteración a nivel del ADN, denominada mutación, puede producir la síntesis de una proteína defectuosa, que provocará o no una enfermedad en función de la importancia de dicha proteína en el cuerpo humano. Si la mutación afecta a una célula reproductiva se transmitirá a los descendientes, provocando una enfermedad hereditaria que puede perpetuarse en generaciones sucesivas. Algunas enfermedades son monogénicas, es decir, provocadas por un solo gen defectuoso pero la mayoría son poligénicas, en las que la enfermedad se debe a la interacción de diferentes genes. El hecho de que determinadas enfermedades se presenten de forma más frecuente entre miembros de una familia es una observación tan antigua como la medicina clínica que llevó a identificar los factores genéticos como determinantes importantes en la causa de la enfermedad.

En las últimas décadas, la investigación científica se ocupa con especial entusiasmo de las técnicas de Biología Molecular y del ADN recombinante. Esto ha propiciado una evolución vertiginosa en la genética humana que ha permitido localizar los genes causantes de enfermedades hereditarias e identificar los defectos genéticos responsables de dichas enfermedades. La aparición de técnicas de Biología Molecular que nos permiten examinar los genes, ha revolucionado todas las áreas de investigación en Biomedicina y han empezado a incorporase a la práctica de la Medicina. La cardiología ha ido incorporando estas técnicas a un ritmo más lento, pero los avances en los últimos años han sido espectaculares: se han descubierto numerosos genes causantes de enfermedades cardíacas. El primer gen localizado fue el de la miocardiopatía hipertrófica, en 1990, y desde entonces, se ha avanzado en todas las enfermedades cardíacas familiares. En 1998 se habían identificado 5 genes y más de 70 mutaciones responsables de miocardiopatía hipertrófica (todas ellas afectan a proteínas del músculo cardíaco). Su análisis ha demostrado que distintas mutaciones tienen diferente significado pronóstico, y que las mutaciones no predicen el fenotipo [conjunto de caracteres hereditarios que posee cada individuo] de forma total, sino que pueden estar moduladas por otros genes modificadores. En esta enfermedad, los parámetros clínicos son poco específicos como indicadores de muerte súbita. Por tanto, se deduce que resulta clave un estudio genético en este sentido.

Avances necesarios en la investigación genética

Las arritmias familiares también están siendo estudiadas. Y, en cuanto a la fibrilación auricular, destaquemos la importantísima contribución de un científico español, Ramón Brugada, que identificó y localizó en el cromosoma 10 el gen causante de la enfermedad en cinco familias españolas que la padecían. Los resultados de estos estudios son muy alentadores e indican la clara necesidad de realizar un diagnóstico genético en todos los pacientes con estas enfermedades. Los avances ya conseguidos permiten identificar individuos con diferentes riesgos genéticos y diseñar para ellos mejores opciones terapéuticas y preventivas de las enfermedades estudiadas.

En el momento actual la investigación en la genética del problema cardiológico se centra en la cartografía del genoma humano, tratando de identificar genes mórbidos, especialmente en cardiomiopatías y arritmias. A la velocidad con que todas las técnicas precisas están evolucionando, junto con los impresionantes avances realizados dentro del Proyecto Genoma Humano, es muy probable que en los próximos años podamos conocer el resto de los genes causantes de enfermedades cardiológicas familiares. Así mismo la terapia cardíaca se ha beneficiado de los medicamentos fabricados mediante ingeniería genética y los proyecto de tratamiento con terapia génica están ya en marcha en todo el mundo.

A pesar de las dificultades, existen importantes razones para continuar con el esfuerzo de identificar los genes implicados en estas enfermedades y sus alteraciones. La identificación de las bases genéticas de algunas miocardiopatías tiene implicaciones diagnosticas y con el tiempo en el tratamiento.

Fuente: Fundación Española del Corazón

Balón intraaórtico

Angioplastic operation for the therapy of an arterial plaque. Digital illustration, clipping path included.

Balón intraaórtico

El balón intraaórtico es un tipo de soporte hemodinámico y ha surgido como el dispositivo de asistencia circulatoria más utilizado. Se implanta a través de la arteria femoral para mejorar la presión de perfusión de la sangre y la llegada de oxígeno a los distintos órganos. Descubre sus peculiaridades.

¿En qué consiste un balón intraaórtico?

Cuando se produce un daño en el corazón que le impide mantener un suministro adecuado de nutrientes al resto del organismo, necesitamos emplear tratamientos encaminados a mantener, en lo posible, la presión de perfusión de la sangre y con ello la llegada de oxígeno a los distintos órganos. Pero muchas veces esto no es suficiente y es imprescindible la ayuda de dispositivos de apoyo circulatorio. El balón de contrapulsación intraaórtico (BIAC) es uno de los mecanismos usados con mayor frecuencia.

El balón de contrapulsación intraaórtico está formado por un globo que se sitúa en la arteria aorta descendente (desde la salida de la arteria subclavia izquierda a las arterias renales), conectado a una consola que suministra el gas (habitualmente helio) para su inflado y desinflado, y que controla su sincronía con la contracción del corazón. De esta forma, durante la contracción del corazón (sístole cardíaca), el globo se desinfla activamente (facilitando la salida de sangre desde el ventrículo izquierdo a la aorta) y durante la relajación del corazón (diástole) se produce el inflado del globo con lo que se mejora la perfusión del corazón por un mayor flujo de sangre a nivel de las arterias coronarias, mejorando la función cardíaca.

¿Cómo se implanta?

Habitualmente se realiza mediante punción de la arteria femoral, previa colocación de anestesia local. Una vez en su sitio, se conecta a la consola que controlará el momento del inflado y desinflado sincrónicamente con el latido cardíaco.

¿En qué casos está indicado el balón intraaórtico?

  • En pacientes en shock cardiogénico (el corazón no es capaz de contraerse lo suficiente para mantener el aporte de oxígeno a los distintos órganos), ya que se trata de mejorar sus condiciones hemodinámicas (presión arterial, frecuencia cardíaca, riego sanguíneo a nivel periférico).
  • En pacientes con isquemia miocárdica (falta de riego al corazón), para tratar de mejorar la perfusión (entrada de sangre) a nivel de las arterias coronarias. Hay que decir que en numerosas ocasiones ambas condiciones coexisten.
  • Otro uso son los pacientes que se van a intervenir de cirugía cardíaca, y se suele utilizar tanto antes como después de la misma.
  • También se plantea su uso en pacientes con insuficiencia cardíaca o arritmias ventriculares refractarias a tratamiento médico como puente a otras alternativas de tratamiento.
  • Pacientes con insuficiencia mitral aguda secundaria a ruptura de músculos papilares o del septo interventricular.

Riesgos del tratamiento con el balón intraaórtico

Las complicaciones que pueden aparecer con el uso del balón intraórtico son las derivadas del propio diseño del dispositivo y de su colocación. Las más frecuentes son las complicaciones vasculares.

  • La isquemia (interrupción del paso de sangre) en las extremidades inferiores o en el territorio mesentérico (intestino)
  • Laceraciones vasculares que requieran reparación quirúrgica
  • Sangrado abundante.

Fuente: Fundación Española del Corazón

Prótesis valvulares

Prótesis valvulares

Se implantan a través de una intervención de corazón para remplazar la válvula dañada por otra de tipo biológico o mecánico. Conoce en qué casos se realiza y cuáles son sus características.

¿En qué consiste un prótesis valvular?

Cuando las válvulas cardíacas enferman se producen dos tipos de lesiones: el estrechamiento o fusión de la válvula (estenosis), que dificulta la apertura de la válvula y el paso de sangre, y las insuficiencias o cierre defectuoso valvular que hace que la sangre fluya en una dirección errónea. Algunas lesiones ocasionan precozmente ahogo y fatiga (estenosis mitral) pero otras solo dan síntomas en fases muy avanzadas de la enfermedad (estenosis aórtica).

La reparación quirúrgica de una válvula implica su reconstrucción, para que esta funcione correctamente o su sustitución por una prótesis valvular. La cirugía se aconseja en personas que tienen síntomas importantes que impiden una vida razonable para su edad o en pacientes poco sintomáticos cuya vida peligra a corto plazo por la naturaleza de la lesión.

Durante una intervención quirúrgica para reparar o sustituir una válvula, se divide el esternón, se detiene el corazón y la sangre se deriva a una máquina de circulación extracorpórea. Como es necesario abrir el corazón o la aorta, la cirugía valvular cardíaca es una intervención de corazón abierto. La sustitución valvular consiste en cambiar una válvula existente por una prótesis biológica o mecánica.

¿En qué casos se sustituye una válvula?

  • En enfermedades congénitas del corazón que producen deformidades de las válvulas desde la vida fetal.
  • En lesiones producidas por la fiebre reumática (generalmente infantil y como consecuencia de unas anginas mal curadas), causan la enfermedad mitral y aórtica (estenosis y/o insuficiencia).
  • En lesiones degenerativas, que aparecen en personas ancianas, por desgaste y calcificación. La más conocida es la estenosis aórtica calcificada del anciano, aunque la insuficiencia de la válvula mitral tampoco es infrecuente.

Tipos de prótesis

Mecánicas

Están fabricadas en materiales tales como plástico, metal y los modelos más recientes están constituidos por un pequeño cilindro de carbón pirolítico. El carbón pirolítico es grafito bombardeado con átomos de carbón a muy altas temperaturas, un material casi tan duro como el diamante. Es muy poco trombogénico (poco proclive a producir coágulos o embolias) y comienza a presentar desgaste después de un equivalente a 80 años de funcionamiento. Sin embargo, con el tiempo, estas prótesis se obstruyen, por lo que los pacientes precisan tomar diariamente, y de forma indefinida, anticoagulantes orales. En general tienen una vida útil de 20 a 30 años.

Biológicas

Están hechas de tejido animal o humano. Se recomiendan en pacientes que no desean tomar anticoagulantes o desean seguir con la práctica de deportes de riesgo; en quienes tengan problemas médicos adicionales como úlcera de estómago, enfermedades preexistentes de la coagulación o tener una edad muy avanzada; y en mujeres que deseen gestar (que no deben tomar anticoagulantes por el riesgo de malformaciones fetales); ya que tienen muy poca tendencia a formar embolias o trombosis aun sin coagulantes.

Actualmente existen tres tipos de prótesis biológicas:

  • Los injertos de la válvula aórtica de un cerdo montada en un anillo.
  • Las construidas con la membrana que recubre al corazón (pericardio de vaca) y montadas también en un anillo.
  • Los injertos de válvula aórtica de cadáver humano (homoinjerto), que se cosen directamente sin anillo. Estas últimas son las menos utilizadas por las dificultades derivadas de su obtención.
  • El principal inconveniente de las prótesis biológicas es una duración limitada a 12-15 años. Después de ese tiempo tienen que ser reemplazadas, ya que se calcifican o se desgarran. Por esta razón solo se utilizan en tres de cada diez casos.

¿Qué problemas pueden presentar las válvulas protésicas?

Los problemas dependen del tipo y la localización de la válvula. En general, las válvulas mecánicas ocasionan más problemas que las biológicas:

  • Formación de coágulos: se pueden romper y producir una obstrucción (detención) al flujo sanguíneo en alguna parte del cuerpo; también pueden producir bloqueos de la válvula.
  • Problemas derivados de la anticoagulación (evita formación de coágulos): puede favorecer sangrados abundantes.
  • Las válvulas se pueden infectar (endocarditis): formación de pequeñas vegetaciones sobre la válvula que se pueden romper o bloquear la válvula.
  • Pueden tener fugas o bloqueos por la presencia de tejido cicatrizal.
  • Puede dañar los glóbulos rojos (células de la sangre) ocasionando una anemia hemolítica (ruptura de los glóbulos rojos).

Implante percutáneo de prótesis aórticas

La tecnología emergente ha desarrollado bioprótesis que pueden implantarse por vía percutánea (por punción en la arteria femoral, en la pierna, de forma parecida a un cateterismo, sin cirugía) en pacientes adultos con estenosis aórtica degenerativa con alto riesgo para la cirugía o que no quieran operarse.

En el año 2002, Cribier et al. comenzó los primeros implantes percutáneos de prótesis aórticas en humanos. Desde entonces, este tratamiento está evolucionando muy rápidamente. Actualmente se están utilizando dos prótesis aórticas de implantación percutánea: una de nitinol (una aleación de cobalto y titanio) y otra de acero.

El implante percutáneo de válvulas aórticas es un procedimiento muy atractivo para los pacientes, dado que no hay que abrir el pecho del paciente, en muchos casos no lleva anestesia general (se realiza con sedación) y permite el alta del hospital de forma precoz.

Riesgos del tratamiento

  • Los portadores de prótesis cardíacas deben seguir luego bajo la vigilancia de un cardiólogo, para controlar la anticoagulación, evitar o tratar las infecciones que puedan asentarse en la prótesis y para seguir la evolución de la prótesis y del corazón.
  • El implante percutáneo tiene el inconveniente de la dificultad de implantación, por lo que hay que seleccionar bien a los pacientes a los que se les ofrece el procedimiento.

Fuente: Fundación Española del Corazón

Desfibrilador (DAI)

Desfibrilador (DAI)

Restablece el ritmo cardíaco normal mediante la aplicación de una descarga eléctrica. Los hay externos (sobre la piel) e implantables (definitivos), este último solo está indicado para algunas situaciones específicas.

¿En qué consiste un desfibrilador?

La desfibrilación se basa en la aplicación brusca y breve de una corriente eléctrica de alto voltaje para detener y revertir las arritmias cardíacas rápidas (taquicardia ventricular sostenida, fibrilación ventricular); situaciones en las que el número de latidos cardíacos aumenta en exceso o se produce una actividad eléctrica desorganizada, debido a que alguna zona o foco del corazón ‘dispara’ impulsos de forma descontrolada, que no son efectivos o producen una inestabilidad hemodinámica (deterioro de los signos vitales) que pueden llevar a una persona a una parada cardíaca. El choque eléctrico detiene la arritmia, lo que permite al médico, identificar y solucionar las causas que la produjeron.

Que necesitas saber sobre marcapasos y DAI

¿En qué casos está indicado?

En pacientes con parada cardíaca, pérdida de conciencia y fibrilación ventricular. Puede resultar paradójico y hasta confuso aplicar la expresión ‘parada cardíaca’ a lo que se deriva de una arritmia rápida. Sin embargo, cuando el corazón late tantísimas veces y de forma tan desorganizada, no puede bombear la sangre y por tanto su actividad ‘se para’. En estas condiciones la muerte sobreviene en pocos minutos si no se detiene la arritmia. La única medida que puede prevenir este desenlace es la desfibrilación eléctrica.

También está indicado en los pacientes con antecedente de infarto de miocardio o miocardiopatía dilatada que presentan mala función ventricular que no han sufrido ninguna parada cardíaca, pero que tienen alto riesgo de sufrir alguna arritmia cardíaca peligrosa (prevención primaria).

Desfibrilador automático implantable (DAI)

Desde hace tiempo se sabe que a través de electrodos, en íntimo contacto con el corazón, se puede obtener la señal que permite conocer la actividad eléctrica de este músculo y, por tanto, diagnosticar las arritmias desde dentro. Esto dio pie a la invención, en los años ochenta, de los desfibriladores implantables, unos aparatos que no sólo diagnostican las arritmias rápidas sino que aplican desde el interior del cuerpo una energía suficiente para desfibrilar el corazón.

Los desfibriladores son aparatos caros, algo pesados y que ocupan un cierto espacio. Además, su difusión plantea el problema del personal que sepa diagnosticar una arritmia. Para soslayar este problema, han surgido desfibriladores semiautomáticos que al conectar los cables a la piel del individuo nos dicen si tiene o no una arritmia que precisa desfibrilación. Estos aparatos pueden ser usados por personal no médico, como sanitarios o bomberos.

¿Cómo se implanta un DAI?

Su implantación, hoy en día, se ha simplificado notablemente. Ya no es preciso abrir el tórax; el electrodo se coloca a través de las venas y el generador se implanta superficialmente (bajo la piel), por debajo de la clavícula (parecido a la colocación de un marcapasos).

Riesgos del tratamiento

  • Dolor ocasionado por los choques eléctricos.
  • El aún no diagnostica automáticamente las arritmias en un 100% de los casos, ya que en ocasiones confunde arritmias graves con otras benignas y administra choques innecesariamente. Por lo tanto, solo se recomienda su implantación en pacientes con elevado riesgo de padecer arritmias malignas.

¿Cómo es la vida de un portador de un DAI?

Los pacientes que llevan un DAI pueden hacer una vida prácticamente normal. Únicamente deben:

  • Seguir revisiones específicas y unas pocas precauciones, que les serán comunicadas por sus médicos.
  • Evitar campos magnéticos intensos, incluidos los arcos detectores de metales.
  • Llevar siempre encima la tarjeta de portador de DAI.

Fuente: Fundación Española del Corazón

Marcapasos

Marcapasos

Este dispositivo electrónico envía impulsos al corazón para que mantenga el ritmo normal. Su implantación se realiza mediante una pequeña incisión debajo de la clavícula.

¿En qué consiste un marcapasos?

Un marcapasos artificial es un dispositivo electrónico diseñado para producir impulsos eléctricos con el objeto de estimular el corazón cuando falla la estimulación fisiológica o normal. Estos impulsos, una vez generados, necesitan de un cable conductor (o electrocatéter) que se interponga entre ellos para alcanzar su objetivo. De esta forma, un sistema de estimulación cardiaca consta de un generador de impulsos eléctricos (o marcapasos propiamente dicho) y de un cable.

Que necesitas saber sobre marcapasos y DAI

¿En qué casos está indicado un marcapaso?

Los marcapasos, en general, están indicados para trastornos del ritmo cardiaco con disminución anormal de la frecuencia cardiaca. Y hay dos causas principales de una caída anormal de la frecuencia cardiaca:

  1. La incapacidad del nódulo sinusal (grupo celular donde se origina el impulso eléctrico que da origen a un latido cardíaco) de producir el suficiente número de impulsos por minuto: también llamado ‘síndrome del seno enfermo o enfermedad del nódulo sinusal’. Cuando falla el nódulo disminuye su frecuencia de disparo (número de impulsos/minuto) y a veces se producen pausas largas en las que el corazón deja de latir por espacio de unos segundos. La implantación del marcapasos está indicada si aparecen síntomas como síncope (pérdidas de conocimiento), insuficiencia cardíaca (dificultad para respirar, hinchazón en las piernas) o angina (dolor torácico), siempre que estos síntomas sean secundarios a la bradicardia (disminución de la frecuencia cardíaca).
  2. El fallo de la conducción de los impulsos producidos por el nódulo sinusal al músculo del corazón: si se producen trastornos del nódulo aurículo-ventricular A-V (células cardiacas especializadas en la formación y la conducción de impulsos eléctricos cardíacos) y del sistema de conducción distal, la indicación de implantar un marcapasos depende de la gravedad de dicho trastorno y de los síntomas del paciente. Si existe un bloqueo aurículo-ventricular completo (no hay conducción de ninguno de los impulsos producidos por el nodo sinusal) está indicado el marcapasos; si es de segundo grado (no hay conducción de algunos de los impulsos producidos por el nodo sinusal), solo se pondrá si hay síntomas, y si es de primer grado (todos los impulsos se conducen pero con una disminución en la velocidad de transmisión), no se implanta. Existen otras circunstancias en las que está indicado su uso.

Estos dos trastornos suelen ser el resultado de procesos degenerativos o ateroscleróticos (endurecimiento y estrechez de las arterias).

Tipos de marcapasos

Marcapasos temporales: el generador no está implantado en el paciente, y pueden ser:

  1. Transcutáneos (generalmente incluidos en algunos desfibriladores): los electrodos se colocan sobre la piel, uno en la parte anterior del tórax (electrodo negativo) y otro en la espalda (electrodo positivo).
  2. Intravenoso (endocavitario): los electrodos son colocados a través de una vena central hasta contactar con el endocardio.

Marcapasos permanentes: el generador se implanta subcutáneamente.

¿Cómo se implanta un marcapasos?

Se realiza una pequeña incisión debajo de la clavícula izquierda y se introduce el cable a través de una vena cercana hasta la aurícula derecha o el ventrículo derecho (dependiendo del tipo de trastorno que se esté tratando). Si el paciente solo necesita un electrodo, este se coloca en la cavidad (aurícula o ventrículo derecho) del corazón que se pretenda estimular. Si necesita dos electrodos, se colocarán tanto en la aurícula como en el ventrículo derecho. Posteriormente, cuando el cable esté en el lugar adecuado (se confirma mediante rayos X), se conecta al marcapasos y este queda alojado debajo de la piel. El procedimiento finaliza cosiendo la incisión.

vivir con un marcapasos

  • Sí puede: utilizar aparatos de rayos X, controles remotos de televisión (mandos a distancia), transmisores de televisión, hornos de microondas, detectores de metales, almohadillas eléctricas, radios de aficionados, afeitadoras eléctricas y mantas eléctricas. También se puede conducir, mantener relaciones sexuales y utilizar teléfonos móviles (se recomienda alejarlo 15 cm del marcapasos). Con un marcapasos es posible practicar deportes de forma moderada, incluso natación (acompañado) y tiro (en este caso debe utilizar la escopeta con el brazo opuesto al marcapasos).
  • No puede: manipular equipos pesados, motores con imanes potentes, taladradoras eléctricas e instrumentos vibradores. Tampoco está permitido utilizar equipos para soldar ni algunos de los aparatos utilizados por los dentistas. Ocurre igual con el uso de máquinas de resonancia magnética, máquinas de radioterapia para el tratamiento del cáncer y máquinas eléctricas que no tengan toma de tierra. No se deben usar mochilas ni sujetadores con tirantes muy apretados. Si viaja en avión, debe advertir en el control de equipajes que viaja con marcapasos.

En cualquier caso, recuerde que es importante llevar siempre la tarjeta de portador de marcapasos.

Fuente: Fundación Española del Corazón

Stent

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Stent

Los stents son dispositivos con forma de muelle que ayudan a corregir el estrechamiento de las arterias, tanto de las arterias coronarias del corazón como de arterias o venas de otras regiones del cuerpo (aorta, arterias de las piernas, venas del tórax…). El objetivo de la colocación del stent es abrir el interior de un vaso sanguíneo que se ha estrechado y, por tanto, deja pasar menos sangre, con las consecuencias que de ello se pueden derivar en función de la región del cuerpo a la que afecte.

¿En qué consiste un stent de las arterias coronarias?

La ateroesclerosis (acúmulo de lípidos o grasas y células inflamatorias en las paredes de las arterias junto con producción de colágeno en las mimas) produce estrechamientos que impiden que la sangre fluya dentro de las arterias coronarias, lo que puede causar angina de pecho o infarto de miocardio. No se suelen presentar síntomas hasta que la estenosis (estrechamiento) de la arteria coronaria se hace tan grave que causa un desequilibrio entre las necesidades del músculo cardíaco y el aporte de oxígeno a dicho músculo (es decir, llega menos oxígeno del necesario para que el músculo pueda ejercer su función de forma correcta).

Existen fármacos muy eficaces para evitar la progresión de estos estrechamientos, pero a veces no es suficiente o estos fármacos se dan tardíamente, y es necesario resolver el problema mecánicamente, es decir, realizando alguna técnica que devuelva el interior del vaso a su tamaño normal y permita así que llegue la suficiente cantidad de sangre al músculo cardíaco para que realice de forma adecuada su función. Existen dos formas de tratamiento que persiguen este objetivo:

  • Mediante cirugía: conectando a las arterias coronarias otras arterias o venas que permiten el paso de sangre a través de ellas y evitan que la sangre fluya por la zona estrechada. Es lo que se denomina bypass o injertos coronarios.
  • Mediante angioplastia coronaria e implante de stent: se realiza una coronariografía en la cual se introduce un catéter hasta la arteria estrechada. En la zona del estrechamiento se introduce un ‘balón’ deshinchado que posteriormente se hincha y dilata la arteria (la abre de nuevo). Para evitar que se cierre de nuevo, se coloca un stent (muelle), que se adapta a las paredes de la arteria y las mantiene abiertas. También se puede realizar solo una angioplastia (dilatación de la arteria con balón) sin colocación de stent, pero actualmente se realiza en un mínimo porcentaje de casos dado el alto porcentaje de pacientes en los que vuelve a cerrarse la arteria al poco tiempo.

Los stents son dispositivos metálicos de diferentes diseños que se introducen en las arterias coronarias y actúan apuntalando su pared. De esta forma se evita la oclusión o cierre brusco de la arteria posterior.

¿Cómo se implanta un stent?

El paciente es llevado al laboratorio de Hemodinámica y se realiza un cateterismo cardiaco y una coronariografía. Una vez el catéter se encuentra en las arterias coronarias, se inyecta contraste y se ve en qué lugares están los estrechamientos de las arterias. Entonces se pasa a realizar la angioplastia de la arteria coronaria: se introduce un balón en la arteria femoral a través de un pinchazo en la ingle y se lleva hasta el corazón (guiándose por rayos X). Al inflar el balón dentro de la arteria coronaria, la zona estrechada se dilata y la sangre fluye normalmente. Tras realizar el inflado del balón, se coloca el stent coronario para que la arteria se quede abierta de forma permanente. En la mayoría de los casos, el paciente recibe el alta entre las 24 y las 48 horas posteriores al procedimiento.

Tipos de stent

  • Stent convencional, normalmente de acero o cromo-cobalto.
  • Stent recubierto de fármacos o liberadores de fármaco (stent farmacoactivo). Proporciona el mismo soporte estructural que los stents convencionales, pero además está concebido para que lentamente libere la dosis exacta de fármaco y, de esta forma, contribuya a prevenir la reestenosis (la reproducción del estrechamiento de la arteria). El fármaco actúa limitando el exceso de crecimiento de tejido dentro de la arteria.Tras el implante de este tipo de stents será necesario llevar dos fármacos antiagregantes (para hacer la sangre más fluida), que son ácido acetilsalicílico (aspirina) y clopidogrel, durante al menos 1 año.
  • Stents farmacoactivos bioabsorbibles. Iguales a los anteriores, aunque con el tiempo son capaces de reabsorber parte de su estructura o desaparecer completamente (incluido el metal). Su ventaja se basa en la probabilidad de que al «disolverse» permitirían una restauración completa de todas las funciones de la pared de la arteria, evitarían problemas mecánicos tardíos y  facilitarían la visualización y la valoración no invasiva durante el seguimiento de los segmentos coronarios tratados.

La elección de un tipo u otro de stent depende de las características del paciente (como el riesgo de sangrado), tipo de lesiones de las coronarias, etc. El médico encargado del implante del stent (cardiólogo hemodinamista) tendrá en cuenta las características del paciente y será quien decida qué tipo de stent poner al paciente.

¿En qué casos está indicado?

  • En pacientes con infarto agudo de miocardio.
  • Cuando se implanta en centros con mucha experiencia, permite un tratamiento seguro y eficaz de los pacientes con enfermedad coronaria compleja o con afectación de varias arterias. De esta forma se puede evitar la cirugía a corazón abierto.

En España se colocan al año más de 100.000 stents de los que entre el 20% y el 25% se realiza tras un infarto de miocardio.

Riesgos del tratamiento con stent

  • Algunos estudios han alertado acerca de la posibilidad de que estos stents liberadores de fármacos se trombosen (se forme un trombo que los cierre y no permita paso de sangre) con mayor frecuencia que los convencionales, por lo que en estos casos es importante que el paciente siga correctamente el tratamiento que le prescriba el cardiólogo después del alta (aspirina y clopidogrel).
  • Obstrucción del interior del stent, es decir, reincidencia de la estenosis con el stent puesto.

Fuente: Fundación Española del Corazón

Inhibidores de la renina

Inhibidores de la renina

Son un grupo de fármacos bastante novedoso que se emplea fundamentalmente para tratar la hipertensión arterial. Suelen ser seguros y bien tolerados.

¿Qué son los inhibidores de la renina?

Los inhibidores directos de la renina están muy relacionados con los IECAs y los ARA II porque, al igual que ellos, actúan bloqueando el ‘sistema renina-anginotensina’, uno de los mecanismos más importantes que tiene el cuerpo para regular la tensión arterial. Como su propio nombre indica, estos medicamentos actúan reduciendo la actividad de la renina que es el primer paso de este sistema.

Los inhibidores de la renina son fármacos muy útiles para el tratamiento de la hipertensión arterial. Además, también se está investigando si, como ocurre con los IECAs y ARA II, pueden ser eficaces en el tratamiento de la insuficiencia cardíaca.

¿Cómo puedo saber si estoy tomando un inhibidor de la renina?

Como ocurre con muchas familias de fármacos, los inhibidores de la renina se pueden reconocer por cómo acaba el nombre del principio activo. Los medicamentos de este grupo tienen un nombre que acaba en ‘kiren’. En el momento actual, solo está disponible en el mercado el aliskiren, pero hay otros en investigación (remikiren, enalkiren).

¿En qué casos están indicados?

Los inhibidores directos de la renina se emplean en el tratamiento de la hipertensión arterial.

Riesgos del tratamiento

Como ocurre con todo este grupo de fármacos, por precaución se recomienda comprobar que la función del riñón y los análisis de los iones de la sangre sean correctos.

En general, se trata de fármacos seguros y bien tolerados. Los principales efectos secundarios aparecen si se produce una bajada excesiva de la presión arterial, que puede dar lugar a mareos o sensación de debilidad. En algunos casos, bastante infrecuentes, puede causar diarrea. Con los datos que tenemos hasta ahora, parece que no producen tos, uno de los problemas que a veces aparecen con los IECAs. En casos excepcionales pueden ser causa de reacciones alérgicas. No se deben tomar durante el embarazo o la lactancia.

Está contraindicado en los pacientes que toman ciclosporina, uno de los fármacos necesarios en los trasplantados de un órgano.

Fuente: Fundación Española del Corazón

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