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Diabetes y riesgo cardiovascular

Diabetes y riesgo cardiovascular

La diabetes mellitus es una enfermedad que se produce cuando el páncreas no puede fabricar insulina suficiente o cuando ésta no logra actuar en el organismo porque las células no responden a su estímulo.

Quienes padecen este trastorno tienen más riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular. Es vital aprender a prevenir la diabetes y mantener a raya este factor de riesgo cardiovascular.

Tipos de diabetes

Hay dos tipos principales de diabetes:

Diabetes mellitus tipo 1

La diabetes mellitus de tipo1 es frecuente que se diagnostique antes de los 35 años, aunque puede presentarse a cualquier edad. Las células del páncreas encargadas de fabricar insulina se destruyen y dejan de generarla. Suele tener una aparición brusca.

Diabetes mellitus tipo 2

La diabetes mellitus de tipo2 habitualmente se diagnostica en la edad media de la vida (por encima de los 40 años), aunque existen casos infrecuentes en jóvenes. Se produce esencialmente por una progresiva resistencia de las células (especialmente del hígado y los músculos) a la acción de la insulina producida.

También existen dos tipos de de diabetes coyunturales:

Diabetes gestacional

Se diagnostica durante el embarazo y puede desaparecer después del parto.

Diabetes inducidas

Por fármacos (por ejemplo, los corticoides) o por enfermedades genéticas muy poco frecuentes (pancreatitis crónica, etc.).

Diabetes: ¿por qué es un factor de riesgo cardiovascular tan relevante?

Tanto si la producción de insulina es insuficiente como si existe una resistencia a su acción, la glucosa se acumula en la sangre (lo que se denomina hiperglucemia), daña progresivamente los vasos sanguíneos (arterias y venas) y acelera el proceso de arteriosclerosis aumentando el riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular: angina, infarto agudo de miocardio (así como sus complicaciones y la mortalidad posterior al infarto) y la muerte cardiaca súbita. El riesgo cardiovascular de una persona diabética de padecer un evento cardiovascular se iguala al de una persona no diabética que haya tenido un infarto.

También incrementa la posibilidad de enfermedad cerebrovascular o afectación de las arterias periféricas. Para entrar en el cerebro la glucosa no necesita insulina, ya que penetra directamente desde la sangre. Mantener unos niveles constantes de glucosa en la sangre (entre 60-110 mg/dl) evita que se produzcan daños a nivel del sistema nervioso.

La diabetes puede dañar diferentes órganos: a los ojos, con disminución progresiva de visión que puede desembocar en ceguera; a los riñones, con pérdida creciente de la función renal que puede terminar en diálisis; al sistema nervioso periférico con alteración de la sensibilidades de los miembros inferiores, lo que supone un grave riesgo de úlceras y amputaciones; al sistema nervioso autonómico con alteraciones digestivas, urinarias y de la esfera sexual (impotencia) y a las arterias de las extremidades inferiores con riesgo de amputaciones.

Diabetes: ¿cómo aparece la diabetes?

Para comprender mejor el concepto de diabetes tenemos que explicar más extensamente qué son la glucosa y la insulina:

Glucosa

Es una forma de azúcar que constituye la principal fuente de energía para el cuerpo humano y que se obtiene a través de los alimentos. Cuando llegan al tubo digestivo, los alimentos contienen básicamente hidratos de carbono, grasas y proteínas; estos hidratos de carbono son los que dan lugar a la glucosa.

Insulina

Es una hormona que se encarga de recoger la glucosa y almacenarla en el hígado, los músculos y el tejido adiposo. Para entrar en las células, la glucosa necesita de la insulina que se produce en el páncreas cuando se comen alimentos que contienen hidratos de carbono. Sin embargo, para que la insulina sea efectiva deben cumplirse dos condiciones:

1. Que el páncreas produzca insulina en cantidad suficiente.
2. Que las células sean capaces de detectar la insulina y respondan permitiendo su acción.

Además de la insulina, el páncreas produce otra hormona llamada glucagón, que ejerce el efecto contrario. El glucagón se fabrica en situaciones de ayuno y tiene la misión de movilizar las reservas de glucosa almacenadas por la insulina para que las células puedan utilizarlas cuando lo precisen.

¿Cómo se diagnostica la diabetes?

Primeros síntomas de la diabetes

La hiperglucemia o elevación de los niveles de azúcar en sangre es la responsable directa de los síntomas típicos de la diabetes. De ahí que sea importante conocerlos para facilitar su diagnóstico:

  • Necesidad de orinar con mucha frecuencia, también llamada poliuria.
  • Tener mucha sed: polidipsia.
  • Tener mucha hambre: polifagia.
  • También suele aparecer debilidad, pérdida de peso y molestias digestivas. No obstante, la diabetes mellitus tipo 2 puede no presentar síntomas durante años y diagnosticarse por un análisis de forma casual.

Diagnostico clínico de la diabetes

Existen actualmente cuatro formas clínicas de diagnosticar la diabetes mellitus:

  • La aparición de síntomas de hiperglucemia y una analítica pueden confirmar niveles de glucosa iguales o mayores a 200 mg/dl.
  • Una analítica en ayunas detecta niveles de glucosa en sangre iguales o superiores a 126 mg/dl. Para que la medición sea correcta, no se puede ingerir ningún alimento calórico 8 horas antes de la analítica.
  • Realizando un test de sobrecarga oral a la glucosa, consistente en tomar 75 g de glucosa diluida en agua y permanecer en reposo durante las dos horas siguientes. A continuación, se miden las cifras de glucosa y se comparan con las tomadas antes de la prueba. Unas cifras iguales o superiores a 200 mg/dl confirmarían el diagnóstico de diabetes.
  • Mediante una analítica especial que nos dice cómo han estado los niveles de glucosa en la sangre en los últimos 3 meses que se llama Hemoglobina glicosilada (Hb1Ac), y que si es igual o superior a 6,5% el diagnóstico de diabetes está establecido.

¿Cuál es el nivel de glucosa normal?

Se habla de prediabetes cuando existe una elevación de los niveles de glucosa en sangre, pero ésta no alcanza el mínimo para considerarse diabetes. Se da en dos situaciones que son factores de riesgo de aparición de diabetes y de enfermedades cardiovasculares:

  • Cuando los niveles de glucosa en ayunas están entre 100 y 125 mg/dl.
  • Cuando dos horas después del test de sobrecarga oral a la glucosa los niveles de glucemia están entre 140 y 199 mg/dl.
  • Cuando los niveles de Hb1c están entre 5,5 y 6,4%.

Por debajo de estos niveles, no hay diabetes.

¿Qué grupos de población tienen más riesgo de padecer la diabetes?

Se aconseja realizar un estudio de prediabetes a todos los adultos con sobrepeso (índice de masa corporal mayor de 25 k/m2) y con otro de estos factores de riesgo adicional:

  • Sedentarismo.
  • Familiares de primer grado con diabetes.
  • Mujeres con diagnostico previo de diabetes gestacional o que tuvieron un niño que nació con peso elevado (más de 4 k).
  • Hipertensos, es decir, con presión arterial por encima de 140/90 mmHg o tratados con fármacos antihipertensivos.
  • Alteraciones en el colesterol: HDL menor de 35 mg/dl y/o triglicéridos por encima de 250 mg/dl.
  • Mujeres diagnosticadas de ovario poliquístico.
  • Alteraciones de la glucosa en ayunas o intolerancia a la glucosa en una determinación anterior.
  • Otras condiciones clínicas asociadas con resistencia a la insulina.
  • Antecedentes de enfermedad cardiovascular.

Prevención del riesgo cardiovascular en el enfermo de diabetes

  • Debes controlar los demás factores de riesgo cardiovascular, especialmente hipertensión, tabaquismo y colesterol.
  • Si eres obeso, debes perder peso.
  • Practica actividad física de forma continuada.
  • Controla la glucemia: hemoglobina glicosilada (HbA1C): <7% (o <7,5% según pacientes); glucemia en ayunas (mediciones antes de las comidas): 70-130 mg/dl; glucemia postprandial (después de comer): <180 mg/dl.
  • La identificación precoz de diabéticos con enfermedad cardiovascular (cuando están aún asintomáticos) es la mejor táctica para reducir las complicaciones y mortalidad por esta causa.
  • Mantener buen nivel de presión arterial: TA<130/80 mmHg.
  • Objetivos de control de colesterol: LDL<100 mg/dl (o menos de 70 mg/dl), HDL>50 mg/dl y triglicéridos<150 mg/dl.

Tratamiento de la diabetes

En el caso de la diabetes de tipo 1, el tratamiento es siempre la administración de insulina de por vida.

En la diabetes tipo 2, en general, se puede empezar por un programa de dieta y ejercicio cardiosaludables. Si esto no basta, es posible que el médico recomiende tomar antidiabéticos orales. Cuando los fármacos tampoco son suficientes, será necesario añadir insulina.

Dieta cardiosaludable

  • La ingesta de grasas saturadas ha de ser inferior al 7 por ciento del total de calorías.
  • El aceite de oliva tiene que ser la grasa predominante.
  • Disminuir o eliminar las grasas de origen animal: mantequilla, crema de leche, tocino, etc. Es preferible sustituirlas por el consumo de pescado.
  • Las carnes, pescados y huevos son ricos en proteínas y también contienen grasas, pero no hidratos de carbono.
  • Comer poco y varias veces al día, evitando comidas copiosas y los azúcares de absorción rápida que elevan bruscamente los niveles de glucosa en la sangre.

Ejercicio cardiosaludable

La actividad física controla los niveles de glucemia en sangre, reduce el sobrepeso, mejora la calidad de vida del paciente y evita las posibles complicaciones que puedan surgir por el desarrollo de la enfermedad. El ejercicio físico ideal para la mayoría de los diabéticos es caminar, correr o montar en bicicleta. En caso de neuropatía o pie diabético, evitar ejercicios con riesgo de traumatismo.

Antidiabéticos orales

Sólo son útiles en la diabetes tipo 2. Cuando con la alimentación y el ejercicio no es suficiente para controlar este tipo de diabetes, se recurre a diferentes fármacos que ayudan a que el páncreas produzca más insulina o a que actúe mejor la que produce por sí mismo.

Insulina

Es el pilar del tratamiento de la diabetes tipo 1, pero también forma parte del tratamiento de la diabetes tipo 2. La insulina se debe administrar mediante una inyección subcutánea. Existen diferentes tipos de insulina que se diferencian fundamentalmente en el tiempo que tardan en hacer efecto y su duración (ultrarrápida, rápida, intermedia y lenta).

Con las diferentes pautas y tipos de insulina se intenta imitar lo que hace un páncreas de una persona sin diabetes. Las insulinas rápida y ultrarrápida se utilizan en cada comida para imitar el pico de insulina que produce el páncreas y asimilar los nutrientes ingeridos. Las insulinas lentas y ultralentas intentan imitar la secreción basal del páncreas (es la insulina que produce entre comidas o por la noche para mantener estables los niveles de glucosa en sangre).

Diabetes y embarazo

La diabetes gestacional es la elevación inadecuada de glucosa que se detecta en el embarazo de mujeres no diabéticas. Hay que tener en cuenta lo siguiente:

  • Como no presenta síntomas, para su detección se realiza una analítica en torno a las 24 semanas de embarazo.
  • Afecta a un 5 por ciento de las gestantes. Se ha comprobado que la diabetes gestacional aparece con más frecuencia en las mujeres de mayor edad o con sobrepeso. De ese porcentaje, sólo un 1 por ciento corresponde a casos de diabetes pregestacional (diabetes tipo I o infanto-juvenil).
  • Según su grado de peligrosidad, se deben seguir frecuentes controles obstétricos y glucémicos. También es necesario que la paciente sea vigilada por el endocrinólogo.
  • El tratamiento fundamental consta de recomendaciones dietéticas y práctica de ejercicio. Si no basta, hay que iniciar tratamiento con insulina.
  • Aunque la mayoría de las diabetes gestacionales desaparecen tras el parto, se recomienda un seguimiento para descartar que se haya hecho crónica.
  • Las mujeres que han sufrido diabetes gestacional deben hacerse un control al llegar a la menopausia, ya que en esta etapa podría volver a aparecer y convertirse en una diabetes tipo 2.

Fuente: Fundación Española del Corazón

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